domingo, 7 de octubre de 2007

Falsa alarma

Celeste Deep



Vulgarmente entreabiertos, despiadados y amenazantes, aquello podrían significar un sí rotundo o un no para siempre. Quizás era sólo la antesala a una evasiva, quizás era sólo un gesto inconsciente y automático, quizás nada iba a decir o a hacer, pero para quien espera salvar la vida o morir en una respuesta, era implacable el instante entre la posibilidad infinita y la realidad de facto que podía desvelar ese telón que se levantaba tan inhumanamente despacio.

Todo se hizo un carrusel. Dio vueltas el mundo y giró y giró su vida. El piso se movía y no podía contener los efectos de aquel mar de fondo. El temblor de su mano era incontrolable y no podía encontrarse el pecho, ni se sentía respirar. El mareo que le causaba aquel aliento contenido y la sensación de perder el sentido en cualquier momento, lo hacían tambalear, clamando por el desenlace de aquel acto de labios que le había provocado tantas noches enteras de ensayos para besar.

Aquella sensación era infinita, intensa y demoledora. Entre el mareo y las náuseas, trataba de espantar las mismas bandadas de mariposas y pájaros oscuros que se batían en su pecho esperándola y que ahora le atacaban provocándole desfallecer.

Y a las náuseas y el mareo, a la falta de aliento y al temblor, se le unieron cosquilleos, hormigueos, escalofríos... La impresión de desvanecerse, de cerrar los ojos e irse. Vacilante, tanteó su pecho sin hallarlo donde lo había dejado mientras oraba para su propio dios: “Dilo pronto o no lo digas, ahora o nunca jamás, pero ¡hazlo ya! ¿No ves que me estás matando?”

Y entre las paredes inflamadas que dibujaban llamaradas en sus ojos y un diluvio incontenible que bañaba todo su ser, sentía que algo en él crecía hasta hacerse inabarcable e impedirle respirar. Era el mismo, aquél que la esperaba silencioso cada día, cada tarde, clandestinamente. Se hacía más grande sentía que le saldría disparado buscando esa boca, disparado buscando sus pechos, disparado buscando un lugar más amplio para poder seguir latiendo con sus alas de colibrí. Y de crecer y expandirse sin remedio, lastimaba, punzaba y dolía… El espacio que tenía, el claustro donde habitaba, el reducto en el que solía pasearse en tranquila soledad, se le hizo pequeño para doler y el dolor no le bastaba ¡Necesitaba doler más aún! Así, invadió territorios impensados de su cuerpo; su cuerpo que comenzó a quedarle apretado y no le alcanzaba ya. Estallaba en mil demonios encendiéndole y envolviéndole en urgencias las extremidades por las que buscaba escapar.

¡La mitad se le moría! ¡La dejaba de sentir! ¡Se desplomaba! Se hundía en un letargo oscuro que no podía salvar. Se sostenía del cada vez más minúsculo resquicio de aire y perdía las fuerzas mientras se lo tragaba la negrura. En lo que quedaba de luz, lejos ya, muy lejos, sentía aquellos labios abandonándolo en la lucha por retenerlos.

Ahora su boca crujía con cada palabra que trataba de articular. Trataba de humedecer y levantar la lengua plomiza y amarga que le obstruía y saboteaba el habla desobedeciendo su voluntad. Los ojos se defendían cubriéndose tras cerrojos de las cuchilladas de luz que recibía haciendo esfuerzos por volverla a mirar. Respiraba jadeante y escuchaba entre la sordina de su cabeza y el rumor de la conciencia lejana, ruidos que no podía distinguir ¡Ella no estaba a su lado, pero nunca había estado más cerca! Se sentía el hombre más afortunado del mundo y ahora tan solo buscaba en las arenas desérticas y agrestes de sus entrañas resecas, las palabras adecuadas para explicarle al tipo ese que le metía mano por todos lados y trataba de electrocutarlo, que estaba equivocado… que aquello no era ningún infarto. Tan sólo le habían besado hasta el corazón.

http://celesteadiario.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese ha sido el Beso al Corazón mas profundo del cual he sido testigo, temo por las mariposas, ¿habrán sobrevivido a los embates de los choques eléctricos?.. En el próximo beso, quizás no sean tan afortunadas.

Tu narrativa profunda y extraordinaria no cede a la lectura superficial, obliga, absorbe, estruja el entendimiento, a mi me mantuvo inmers@ en la trama y sin posibilidades de escapar... como las mariposas

AJ