domingo, 7 de octubre de 2007

Las piedras del doctor

Roberto Echeto ®



Ir al médico es una de las decisiones más incómodas que tenemos que tomar cada cierto tiempo. Aceptémoslo: es fácil decirles a los demás que vayan a verse esa hinchazón en el dedo chiquito del pie, ese dolor constante en los ijares o esa molestia en la espalda, mientras que, para cada uno de nosotros, resulta difícil tomar la decisión de ir al médico a que nos ausculte, nos pregunte por nuestros dolores, nos tome la tensión y nos mande una ristra de exámenes que, si no tenemos nada malo, terminan indefectiblemente con el célebre «Ud. debe cambiar su dieta, hacer ejercicio y controlarse la tensión con regularidad».

A uno le provoca salir corriendo, decirle al doctor que ni una sola comida sana ni libre de colesterol se parece, siquiera un poquito, a una lonja de jamón serrano, y que es preferible una existencia corta y feliz, acompañada por el siempre místico sabor del jabugo, que vivir entre yogures y fibras pichirres en voluptuosidad.

La vida de los médicos es rara. Se la pasan entre libros y enfermedades, entre láminas con dibujos horribles, radiografías de fracturas, coloquios sobre amputaciones, señoras estíticas con insomnio y tomografías donde aparecen tumores espinosos que los saludan y los invitan a pasar de una vez al quirófano, a ver si son tan machos. Eso sin contar con que los despiertan a las tres de la madrugada para decirles que el paciente que operó en la mañana abrió los ojos y se quejó en alemán.

—Ya… Ya va… ¿Qué?
—Sí, doctor. Habló en alemán y él, de broma, habla español.
—¿Pero no se habrá equivocado Ud.?
—No. Usted fue quien lo operó esta mañana.
—¿Yo?
—Sí. Y ahora habla en alemán. ¿Qué hago doctor? —El galeno quiso contestarle que se buscara un intérprete en Berlitz, pero en lugar de eso dijo:

—Ya va. Déjeme ir para allá.
—Doctor, aquí Freddy dice algo raro. Apúrese.
—Espéreme, por favor. Salgo inmediatamente.

Con los médicos pasa algo parecido a lo que pasa con los productores de televisión. Cuando todo va bien, el éxito es de los actores, pero cuando algo sale mal, la culpa es de los productores. Así, cuando la cirugía sale bien y el paciente se salva, gracias, doctor José Gregorio Hernández… Gracias, doctor San Judas Tadeo… Gracias, San Espartaco Santoni, pero cuando el paciente sale renco del quirófano o se muere, ya saben quién tiene que poner cara de circunstancia y contar lo que pasó.

Quizás lo expresado en el párrafo anterior sea una injusta exageración. Más de un médico de nuestro país ha recibido una o varias gallinas como retribución a sus magníficos servicios, ha sido nombrado padrino de los hijos de sus pacientes y hasta miembro emérito de la comunidad en la que presta sus servicios profesionales. Los médicos sufren y se sacrifican, pero también saben disfrutar de la vida; juegan golf, viajan, salen, van, vienen, se hacen de un capital y se vuelven socios de las clínicas donde trabajan, dan conferencias, prodigan salud y, de vez en cuando, ofrecen shows como el que ofreció una vez el doctor Brian Márquez O'Toole, un connotado cirujano plástico caraqueño, cuando le cayó a pedradas a la sede de una compañía de ambulancias porque uno de sus vehículos osó chocar el suyo y darse a la fuga.

Se imaginarán Uds. que el caso terminó mal… El doctor tuvo que pedir disculpas públicamente, pagar los daños que causó a la sede de la compañía de ambulancias y llevar él mismo su carro al taller, no fuera que aquel escándalo redundara en una merma en las prótesis mamarias que debía poner cada semana.

A propósito: ¿por qué si son dos, el costo de ponerse tetas siempre da una cifra impar?

Who knows?

Los médicos son la apoteosis de la civilización. A ellos (y a no hacer estupideces) les debemos la extensión de nuestra vida y que nuestras oportunidades para amar, ser felices y reírnos como locos se multipliquen.

¿O no?


http://robertoecheto.blogspot.com/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los médicos son un caso.

Pero más jodidas son las salas de espera. Esperar a que, por ejemplo, el urólogo te atienda es ver un catálogo de caras que reflejan una misma pregunta: "¿qué hago yo aquí?" y luego otra: "¿me meterán el dedo en el culo otra vez?".

Anónimo dijo...

Si los abogados somos odiados con perseverancia, los médicos estan aún mas bajo en la escala de desprecio, porque podría pasar alguien todo su vida sin ver (afortunadamente) a un abogado, pero el concocimiento de la inevitable fatalidad de tener que ver a un médico algún dia, los hace acreedores de un resentimiento viceral...

Anónimo dijo...

Predilection casinos? indorse this new [url=http://www.realcazinoz.com]casino[/url] sink and tergiversate online casino games like slots, blackjack, roulette, baccarat and more at www.realcazinoz.com .
you can also study our unnamed [url=http://freecasinogames2010.webs.com]casino[/url] regulate at http://freecasinogames2010.webs.com and be legatee to in genuine genially mad !
another contributory [url=http://www.ttittancasino.com]casino spiele[/url] redress is www.ttittancasino.com , in proffer german gamblers, tie manumitted online casino bonus.